En el día a día de las empresas deben recibirse y hacerse una serie de pagos en cuyos momentos puede que no tengamos liquidez. Una de las soluciones a esto es hacer uso de los pagarés con la finalidad de aplazar el pago hasta una fecha concreta en la que sí contemos con el dinero exigido.
¿Qué es un pagaré?
El pagaré es un documento por el que una persona que arrastra una deuda se compromete a pagar dicha deuda al acreedor, por lo que el documento alberga una cantidad, un lugar y una fecha determinada. Debe estar firmado por ambas partes para que sea válido.
Puede que en nuestra actividad empresarial aún no hayamos recibido ningún pagaré. Cualquier persona con escasa experiencia mercantil puede preguntarse “cómo puedo cobrar un pagare”, por ello vamos a arrojar algo de luz acerca de este proceso.
En primer lugar, debemos saber que para cobrar este tipo de documentos, tendremos que esperar a que venza la fecha límite. Tendremos que desplazarnos entonces a la oficina bancaria emisora y gestionarlo en dicho lugar. Además, el deudor debe tener fondos para que la entidad liquide el dinero.
Es importante saber que en el caso de que el deudor no tenga fondos o no pague, existe un procedimiento judicial por el cual se puede reclamar el pago sin tener que justificar ni demostrar que existe la deuda en cuestión.
No obstante, si no queremos esperar a la fecha límite que aparece en el pagaré podemos acudir a la opción de llevar a cabo una negociación de pagares o descuento de pagares. Esta opción permite llevar a cabo un contrato entre alguna empresa que adelante los pagos y la que haya recibido el pagaré. Este contrato convendrá que la entidad financiera adelante el pago de los pagarés de la empresa a cambio de cobrar una serie de intereses y comisiones. Estos intereses y comisiones dependerán del importe del pagaré y de la fecha de vencimiento del mismo.
Esta es una opción que presenta ventajas tales como la consecución del dinero antes de la fecha vencida y el hecho de ser una operación financiera sencilla en la que no es necesario mucho papeleo y no necesita mucho tiempo para hacerse efectiva.
Como desventaja encontramos que, si por cualquier motivo, el pagaré no fuera abonado por el deudor, el importe del mismo sería cobrado al empresario que llevó a cabo la negociación con unos gastos de devolución.
En definitiva, el pagaré es una opción de pago útil y sencilla por la cual puede evitarse quedarse sin liquidez y que no acarrea problemas ni complicaciones financieros. Puede aceptarse sin problema un pagaré como método de pago, ya que este tendrá que ser abonado de una u otra manera.